La Galería de Arte Mexicano vuelve a ser la protagonista de mi nota sobre Zona Maco y en esta ocasión de la mano de uno de sus artistas contemporáneos: Miguel Monroy (México, 1975), quien fue invitado por los curadores de Zona Maco Sur Joao Mourao y Luis Silva, codirectores de la Kunsthalle Lissabon de Lisboa, Portugal, quienes se enfocaron más en una especulación del quehacer curatorial que en temas específicos; en una entrevista para SFAQ mencionaron: “Específicamente, estamos interesados en la forma en que se produce el futuro por medio de la imaginación, pero también del conocimiento y de la acción”. Aunque Zona Maco Sur comenzó enfocándose al arte latinoamericano, con los años se fue abriendo a zonas no tan visibles del escena del arte contemporáneo y hoy es una mezcla interesante entre artistas ya reconocidos como Carlos Amorales (Kurimanzutto) o Mario García Torres (Taka Ishii), con artistas que están adquiriendo notoriedad como Deborah Delmar Corp (LTD) o Javier M. Rodríguez (Nosco).
En su trabajo, Monroy se ha dedicado a resaltar las pequeñas incongruencias de la vida cotidiana, de los sistemas y de las instituciones. En muchas ocasiones son acciones que se quedan guardadas por medio de fotografía, video, instalaciones, planos o residuos de las acciones.
En el 2005 presentó 110 recibos de intercambios bancarios: Equivalente, reflejaba la comisión y la diferencia de cobro al cambiar pesos a dólares y viceversa hasta quedarse sin sus primeros 1,000 pesos, obviamente si lo hiciera hoy en día serían muchos menos recibos con el dólar a casi 19. En 2012 publicó su recopilación de Transporte Transportado, colección de imágenes de carros llevando carros, helicópteros cargando botes, con el apoyo de Fundación / Colección Jumex que llevaba trabajando desde 2007. En 2013-2014 recibió la nominación del Austin’s Table Critics Award al mejor proyecto independiente por su instalación: Puesta en Abismo como continuación de su proyecto de Box de Sombra (2012) en la cual mostraba cómo se colocan los proyectores que difundían el video de la instalación donde el espectador se volvía parte de la pieza por medio de su sombra.
A partir de estos cuestionamientos a los espacios de exhibición, es que ahora su pieza para Zona Maco es refrescante, directa y sarcástica: ¿Cómo robar una feria de arte? (2015-2016) es un proyecto de sitio de específico en el cual creó el plan “hipotético” de cavar un túnel desde una casa relativamente cercana al Centro de Convenciones Banamex; identifica los sistemas de circuito cerrado del espacio arquitectónico; las puertas, las llaves; las maquetas del espacio y la distribución de los booth de la feria; las herramientas que se necesitarían, lo que costaría y el tiempo de trabajo que requerirá este asalto, entre otros aspectos.
Es una obra que cuestiona las obsesiones y los mecanismos de seguridad y principalmente su fragilidad al develar cómo funciona desde afuera. Por medio de fotografías en blanco y negro, planos, maquetas, y lo más significativo, post-its de colores que resaltan algunos aspectos, el booth se presenta como una centro de operaciones donde podríamos organizar todos los elementos para llevar acabo el hurto.
Curiosamente, en el programa de Freakonomics: Tell Me Something I Don’t Know de octubre del 2014, un juego de preguntas donde los participantes platicaban de algo en el que los especialistas no sabían, Erin Thompson, profesora de Leyes y Crímenes relacionados en Arte en el John Jay College Criminal Justice, señaló los ineficientes sistemas de seguridad con los cuentan algunas de las instituciones como los museos, y esto se debe a que los objetos que tienen, en muchos casos únicos y por lo tanto muy costosos, no tienen una salida real en el mercado.
Si alguien, como ya lo intentaron en 1911, robara la Mona Lisa, resultaría casi imposible venderlo, con la excepción que fuera para un coleccionista privado, pero incluso éste no podría mostrar que lo tiene; al respecto les recomiendo mucho que vean la película de Giuseppe Tornatore sobre un coleccionistaun poco ilegal de retratos de mujeres, interpretado por Geoffrey Rush: La Mejor Oferta (2013).
Aunque llega a suceder como en el caso del robo de “El Grito” de Munch en Oslo de 1994 los ladrones dejaron una pequeña nota que decía “Gracias por su pobre sistema de seguridad”, la realidad es que el retorno de inversión tanto en circuitos de seguridad como en personal sigue siendo carente de los niveles de profesionalización que ya ofrece la industria, una nota curiosa era que antes de que cambiarán las fechas de Zona Maco de abril a febrero, justo en abril coincidía con la Feria de Seguridad en el mismo Centro Banamex, así que ya saben si quieren intentar asaltarlo…
Lo que nos lleva a la pregunta, en un mercado como el mexicano ¿Quién podría robar una obra de arte de las que se exhiben en Zona Maco? Obviamente, con la participación de grandes galerías internacionales como Lisson de Londres, Continua de Italia, Gladstone de Nueva York o las mexicanas como Hilario Galguera o la misma Galería de Arte Mexicano, la realidad es que aunque la idea del túnel suene tentadora, y no lo estoy diciendo sólo por El Chapo, es que todas las piezas requieren de ciertos tratamientos de movimiento que resultaría totalmente ineficaz en este caso. Eso sólo hablando de cuestiones prácticas, en otros casos como artistas de Lawrence Weiner o Tercerounquinto resultaría por lo menos cómico llevarte el panel, o en otros casos donde el adquirir un objeto de esta naturaleza se convierte en un status-quo dentro de la sociedad, por lo tanto el tener una de las múltiples piezas de Anish Kapoor presentadas y no poderla presumir reduciría casi al mínimo el placer de poseerla.
Así, que en realidad aunque la pieza de Monroy sea un paso a paso de un robo, la realidad es que se convierte en la crítica más abierta al sistema del mercado del arte, en esta ocasión por lo menos del Distrito Federal, perdón la costumbre, de la Ciudad de México.